Navegación
Sólo he conocido una sirena auténtica. Sé que hay muchas, pero esta era extraordinaria. A su condición primera unía una segunda que generalmente ocultaba: era además capitana pirata. No, parece que no es extraña la doble condición entre tales seres. Yo, que era entonces navegante, estuve algún tiempo "enrolado" con ella. Navegué a su lado durante meses. Cuando desembarqué yo era ya otro.Si te la encuentras la distinguirás rápidamente por su particular modus operandi: Agazapada en un escollo marino atrae galeones y cargueros utilizando los legendarios poderes que su parte de sirena le confiere: su canto, su canto de sirena y el destello dorado de su melena y de sus escamas: ¿que hombre puede resistirse?, y ya en pleno engaño dirige la nave incauta a una ensenada propicia y allí la operación culmina con el asalto y el saqueo a que su parte pirata le obliga.Vencido y sin fortuna el capitán atacado jura obediencia y fidelidad. La sirena inclemente ordena su olvido, su eliminación de la historia, su anulación personal, y retorna incólume al escollo inicial, no sin antes hacer una anotación breve en su cuaderno de bitácora.
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