Mountain
La Matagalls - Montserrat es para mí básicamente un reto personal y al mismo tiempo una experiencia intensísima de autoconocimiento y de goce. Es una travesía que te permite explorar ciertos límites de tu cuerpo, de tu resistencia física pero sobre todo de tu fortaleza mental, de tu capacidad de perseverancia, de tu empeño. Ahora bien, también veo lógico y admito abiertamente que pueda parecer una barbaridad, una locura…y quizá en parte también lo sea.??Un dato interesante es que el porcentaje de abandonos es mucho más alto en el intervalo de edades que va de 20 a 30 años que en el que va de 40 a 50.??Este año me propuse además hacerla en solitario. Este hecho, tiene sus ventajas de orden práctico (puedes trazar tu ritmo sin esperar a nadie ni sin hacer esperar y puedes detenerte el tiempo que necesites, ni más ni menos) pero tiene enormes desventajas desde el punto de vista de la motivación y el ánimo, y exige mayor fortaleza si cabe.??Fue intensa, como siempre, y como siempre durísima. Para empezar antes de darme la salida me hicieron esperar 2 horas que se me resultaron eternas con frío y lloviznando. Hice la mayor parte del trayecto de noche y con un frío intenso. Los caminos estaban llenos de barro y charcos, los andurriales estrechos, pedregosos y enfangados sumamente resbaladizos (me caí en una bajada afortunadamente sin consecuencias) . A partir del Km 45 me sentí (sorprendentemente) mejor. Apliqué la táctica de cuidarme los pies como si fueran de porcelana (a veces pienso que lo son, por lo sensibles que los tengo), así que en cada control me los unté con vaselina y procedí a cambiarme calcetines y ropa. Esto me fue sumamente bien y me permitió llegar a Montserrat tras 17 horas ininterrumpidas y 83 kms de marcha, con pleno sol a las 11’46 horas del domingo.??Vi llegar tras de mí a varios amigos (algunos llorando, la última subida al monasterio es terrible) y nos abrazamos absolutamente rotos, sí, pero con franca felicidad. En fin, difícil de describir con palabras …
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